La soledad como amiga del aprendizaje diario, soltar el control, porque no controlo nada y así libero de exigencias a mi EGO y sonreír, han sido mis pilares en este camino de maternar.
Todo lo que nunca supe del post-parto.
Tanto escuché hablar en relación a las náuseas y vómitos de los 3 primeros meses, de las estrías que vendrían en mi cuerpo, de los pies hinchados, del calor, del cansancio por la falta de aire, de los calambres en las piernas, de las pataditas en las costillas y un sinfín de cosas que nos cuentan en relación al embarazo.
Pero una vez que nace nuestro bebe, todo se transforma y llegan las flores, el sol y el amor a primera vista.
Pues quiero contarte que sí, llegan los aromas maravillosos de bebe, llegan esos pies que nos cautivan y esa vulnerabilidad que nos llena, pero también llega mucha soledad, mucho dolor, mucha culpa, mucho duelo, mucho de “no tengo idea qué estoy haciendo, ni por qué estoy aquí, me gustaba mi vida de antes y deseo que este bebe se adapte a eso”.
Pues déjame contarte mi versión, que no tiene porque ser tu versión, pero quizás pueda servirte en algún momento leerme, darte cuenta y sentir que lo que estás sintiendo, viviendo y verbalizando es más común de lo que las redes sociales nos han hecho creer y lo que por cierto hacen sentir.
Soy mamá primeriza, de un bebe que ha sido y es demasiado amado. Ya no concibo mi vida sin mi Luka, pero la historia no comenzó así.
Me voy a saltar los episodios en donde estoy embarazada y no sé muy bien qué hacer con esta nueva versión de mi, ni cómo se hace para tener un bebe. Prefiero ir directo al punto en donde rompo bolsa y toca tomar muchas decisiones en poco tiempo y con muy poca información (insisto en la parte que digo, soy mamá primeriza).
Son las 4 am y yo siento que tengo más flujo del normal estando acostada, me levanto, me pongo un protector diario y me vuelvo a acostar.
A las 7 am considero que aún es raro mi cantidad de flujo, ya que constantemente siento que me hago pipi, pero como nunca he sido muy hipocondriaca no le doy tanta importancia y me cambio el protector por otro.
Cerca de las 8 am le escribo a mi matrona diciendo que estoy con mucho flujo pero que no siento molestias ni nada. Me comenta que espere un rato y vayamos viendo, yo muy tranquila, estaba preparando mis cosas para irme a natación aprovechando que ya había pagado la clase (ilusa), cuando cerca de las 11 am rompo bolsa. Ya para ese momento había llamado a mi pareja y le había dicho que parece que había llegado el día (3 semanas antes por cierto).
Yo muy tranquila, sin dolor me preparo para comer algo, entendiendo que después no iba a comer nada y que el trabajo de parto podría ser muy largo, me hice una sopita sencilla de verduras, algo cercano a una carbonada. Me la tomé muy tranquila, mientras veía como mi cuñado y mi pareja movían el colecho a mi pieza para tener algo más armado todo para recibir a Luka.
Luego de eso terminé de preparar mi bolso y las cosas para el altar que tanto deseaba armar con objetos importantes para ese momento y para mí, como la foto de mi mamá.
Cerca de las 14.30 pm llego a la clínica y me realizan el ingreso, advierto que no tengo dolor, pero que si rompí bolsa.
Comienza la hazaña más grande que he vivido y que viviré quizás en muchísimo tiempo.
Me revisan y me dicen efectivamente lo que yo ya sabía, aún no estábamos listos para iniciar esta travesía Luka y yo, pedí irme de vuelta a casa a dejar que pasaran las horas pero no me dieron esa opción, en cambio me he quedado en una sala fría donde la gente entra y sale y donde nadie se detiene a conversar con esta mujer que será mamá por primera vez y que nunca había estado hospitalizada, por tanto, no entiende de protocolos ni nada.
Prefiero saltarme todo lo paso luego, porque aún me genera mucho dolor, malestar, rabia y por sobretodo mucha tristeza. Llegaré a la parte que después de 14 horas en labor de parto me ingresan para una cesárea de emergencia.
Yo durante esas 14 horas no supe de anestesia ni nada, porque con Luki estábamos en sintonía, el lo daba todo y a los segundos yo lo daba todo, entre dolor, placer y resonancia natural, 14 horas de sudor, de concentración, sí... de risas también, de partido de Chile entremedio, de sentir hambre y sed, de sentirme olvidada por los expertos, de estar sintiendo que me había equivocado pero que mi labor más grande era seguir en sintonía con mi guatón.
Me saltaré el episodio de la cesárea por respeto y porque también aún me duele y me pesa haber permitido tantas cosas que no debieron suceder ahí, sentí esa vulnerabilidad de la que tanto se habla pero que nadie se hace cargo, en una clínica de prestigio, carísima, donde trabajan los mejores, pero donde siguen olvidando que una es mamá por primera vez, solo una vez en la vida.
Llegó mi Luki, sanito, pequeñito, risueño desde el primer momento, cariñoso, con buen acople y disfrutamos esas horas de estar los dos/tres solos. Al fin el silencio que deseábamos, las luces bajas como queríamos, la música de nuestros corazones alegres y nerviosos, nuestros olores, nuestro encuentro. Mamá, papá y Luka. (Es mágico, porque está fuera del tiempo, te sientes viviendo una vida paralela y surrealista en relación a todo lo que se está viviendo fuera de esa pieza).
Los días post llegada de Luka son extraños, agotadores, donde te enseñan muchísimas cosas y en tu cabeza sólo cabe el deseo de estar tranquila en casa con tu bebe. Sin visitas, sin consejos, sin demasiado ruido, ni demasiada información, sólo estar y comenzar a conocerse mutuamente.
Comienzas a despedirte de ti, ya sabes que nada es igual, que todo, absolutamente todo ha cambiado, lo que parecía importante ya no está ni cerca de serlo. Todo cambia de lugar, todo tiene otro aroma, todo se percibe con otros ojos. Y aquí es cuando comienza el verdadero camino de maternar. BIENVENIDA me dije a mi misma, no es un camino que conoces, ni que se pueda estudiar realmente, ni del que tendrás el control, creemos que sí, pero no controlamos nada más que lo que la vida quiere que controlemos, todo depende de este nuevo ser, si tolera la comida, si le gustan esos juegos, si le gusta el agua, si desea esa silla o coche, si le gusta estar con más gente. Nada de eso pasa por nuestro control y aquí vuelvo y volvemos a entender que la clave de la vida es soltar las riendas del control y permitir, siempre buscando el mayor bien.
Descubrí como grandes amigues desaparecieron poco a poco, ya no sintonizaban con esta nueva yo. Descubrí cómo otras personas comenzaron a ser importantes en este andar porque sino me perdía. Descubrí que maternar es muy solitario, porque ese bebe sólo quiere de ti, no sirve mucho que hayan más brazos, solo quiere tu olor, tus brazos, tus cantos y tus palabras. Me consumé, me transforma en esclava, me encanta, pero me agota, porque me pierdo.
Ya no me maquillo porque no salgo, Luka no da tregua y no me deja sola, no duerme porque teme quedarse sólo cuando despierta, no le gusta andar en coche y mucho menos subirse a los autos, lo que me priva de poder salir y hacer cosas, vivo entre mis 4 paredes con un bebe porteado todo el día, a veces no alcanzo a ducharme, no he vuelto a tomar un té calentito, no se que es comprarme ropa, porque no reconozco mi cuerpo y no puedo salir con él a comprar. Ir al supermercado antes era un panorama, hoy es una carrera contra el tiempo.
Por qué creo entonces que esto es lo mejor que me ha pasado en la vida?, ¿por qué no lo había hecho antes?, ¿por qué no fui mamá más joven cuando tenía más energía y me gustaba hacer más cosas? Simplemente porque no lo había vivido. Ser mamá es lo más tragicómico que he tenido que vivir en la vida.
Es amar y odiar este estilo de vida, a veces me veo y me siento 10 años mayor por el simple hecho que no se que ponerme, ni me cuido el rostro, ni la piel ni hago deporte seguidamente. Luego me vuelvo a mirar a la hora y me digo que hermosa soy y cuánta magia sigo creando.
Pero esto tiene momentos tristes, donde buscas a tus amigues y no están porque siguen con sus vidas, sólo tú estás en pausa, viviendo el mismo día por meses. Leche, chanchitos, pañales, baño, jugar, dormir y así everydays. Sólo tú tienes ese ritmo de vida, el resto vive más apurado, más cargado de quehaceres, no más livianos o más pesados, pero más cargado de quehaceres. Te sientes fuera de la normal y te dan ganas de volver a eso, a sentirte exitosa profesionalmente, que alguien te diga eres buena en esto, que reconozcan tu trabajo, tener tu sueldo estable siempre y poder gastarlo o guardarlo a tu antojo, en cambio, tienes desorden en casa, falta de comida en la despensa, mucho sueño, cansancio, pliegues sueltos que no existían en tu cuerpo, dolores que no conocías, poco tiempo para ti, una demanda grande de atención y contención de parte de otro ser, una rutina que si la cuentas la gente podría reírse de las tonteras que debes hacer para que duerma, o coma, o se ría o gatee o se bañe, pero que tú agradeces haberlas encontrado o creado porque te hace ganar tiempo de otras maneras jajaja.
Ser mamá y maternar es hermoso pero se siente solitario, se siente vacío a ratos, se siente esclavizante. Vemos constantemente mamás en redes sociales que tienen hijos que sonríen, gatean a tiempo, hablan rápidamente, toman pecho sin dificultad, duermen de manera autónoma, mamás que siguen entrenando, saliendo y haciendo vida social, familias que siguen viajando y haciendo salidas fabulosas, pero nadie muestra cómo llegó a ese lugar, ni cuanto le toma hacerlo dormir cuando la cámara deja de grabar, ni lo poco que duerme ella, o cuanto demora en preparar la comida BLW.. Uff y así muchas cosas más. Nos generan altas expectativas de todo esto, nos llenan de frustración y de aumentar la carga que significa ser mamá o papá. Ya basta, son simplemente bebes que necesitan de su mamá o de su papá para aprender lo primero y básico de la vida.
Mi Luki es genial, pero tiene sus mañas para dormir, se destetó sólo por hambriento, y sentí mucha frustración de ver que no dormía en coche como otros bebés que los sacan a pasear y se duermen, sentí tristeza de poner seguir amamantándolo porque amaba hacerlo, amaba escuchar como succionaba, amaba sentir que era poderosa y que por eso mi bebe no enfermaba (mi ego actuando), porque amaba tener la comida calentita y lista en cualquier parte y momento, pero él decidió algo diferente y había días que igual lo ponía en el pecho e insistía en que tomara de mi leche y eran llantos y peleas. Si lo mismo se lo daba en la mamadera él era feliz. SOLTÉ, con tristeza, sólo mi mamá que me mira desde otro plano y mi pareja saben con cuánta tristeza solté y permití el destete natural de mi guatón. Dejé de alimentar a mi EGO que me decía solo las mamás bacanes tienen lactancia materna exclusiva, tú debes ser una de ellas, porque ya erraste con tu parto. Dejé de alimentar a la rata que está en mi cabeza y me pide perfecciones inexistentes.
Y vuelvo a lo mismo, soledad, sentirme incomprendida, las que no son mamás te dice pucha que pena, pero se ve sanito y las leches (fórmulas de hoy) son buenas así que va estar bien. Las que ya fueron mamás te dicen mejor que haya sido así y no que tu hayas tenido que destetarlo o que ande por la calle sacandote la pechuga cuando ya son más grandes. Yo no quería escuchar nada de eso, sólo quería un abrazo y que me preguntaran ¿qué me hacía sentir todo esto? y fácilmente hubieran notado que me provocaba tristeza, era la primera muestra de independencia que mostraba mi guatón para conmigo. Ya no hay nada que haga mamá, que no pueda hacer cualquier otra persona.
Pero todo pasa, y esa soledad que sentí durante algunos meses, se transformó en fortaleza y aprendizaje, esa soledad, me permitió dedicarme 100% a mi hijo, a conocerlo, a leerlo, a entenderlo, esa muestra de distancia inconsciente de las personas que estaban a mi lado, me hizo que conectar totalmente con esto nuevo que estoy construyendo y que es bellísimo, soy mamá, hice magia en mi cuerpo y ahora hago magia fuera de él.
Me faltó y me sigue faltando tanto tanto mi mamá, pero me permitió también, escucharme mucho más, escuchar lo que quizás ya sabía pero que con mamá se vuelve más sencillo y seguro. Pues bueno tuve que aprenderlo sin ella, mi hijo tiene sólo mi herencia en costumbres, basada en lo que heredé yo, pero permitiendo 100% que transmute a lo que yo realmente quiero para él, no está mamá guiando mis pasos y eso me permite jugar un poco más con lo que quiero transmitir. Mis amigas no son mamás, casi en su mayoría, por tanto tampoco heredo mucho de esa experiencia. Simplemente toca ser mamá desde la base de cómo quisiera serlo y ya está.
Ya pronto serán nueve meses desde que nos conocimos al otro lado de la piel y me ilusiona verlo sonreír a diario, me llena verlo dar pasos de gigantes con cada nuevo aprendizaje, me agota aún que no duerma, me enfurecen sus pataletas, no me gusta mudarlo, pero sigo amando sus patas con olor a queso, sus cariños brutos, su inocencia y asombro constante.
Y sí, es un camino durísimo, que nadie te diga lo contrario, más cuando decides caminar más bien sola, por decisión o por que no queda otra alternativa, como mi caso, no tengo para pagarle a alguien que venga ayudarme con el aseo, o con el Luka o lo que sea, somos Fco, Luka y yo todos los días y se hace agotador lidiar con una casa, un bebe y querer mantener a flote tu relación de pareja pero es lindo a veces sentarte y descubrir que se puede, que en medio del caos hay muchísimo amor dando vuelta y que eso llena nuestros corazones.
Conclusión: Maternar es duro, a veces solitario e incomprendido, es magia pura y sentirás que te roban el corazón, pero quizás no lo sientas al instante, no te culpes por eso, a mi me tomó meses que mi Luki me robara por completo el corazón, no fue amor a primera vista, pero es amor para la eternidad. Permítete sentir todo, todo, todo porque pasa muy rápido y yo ya no tengo un recién nacido y puede ser que nunca más tenga uno y fue lindo.
Maternar es personal, lo que yo viví, vivo y viviré será muy diferente a lo que vivas o vives, pero quizás leerme puede traerte algo de tranquilidad en algunos aspectos. No sientas culpa, haces lo mejor que puedes con lo que tienes, ya te contaré como es maternar lidiando con un cuadro ansioso-depresivo. Y sí, también se puede, podemos con todo, en su justa medida y sin pasar por alto las alertas, pero podemos con todo.
Vuelve a respirar profundo y sigue adelante. Y cuando alguien pregunte por ti… cuéntales que estás sintiendo realmente para que así entiendan que no es solo cansancio o agotamiento, eres un ser que siente y que también necesita ser escuchado a ratos, no eres tu hijo/a, educa a tus cercanos para que también también pregunten por ti, pero realmente y no sólo lo que te ocurre con el maternar sino contigo en su totalidad, porque somos mucho más que mamá.
Vive la maternidad como te toque vivirla no como las redes sociales esperan que la vivas, que sea un maternar real, con sentires y con mucho apego, porque todos merecemos ese apego desde pequeños.
Gracias
Yogaconpecas-sanarte.33
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