El Yoga es la unión del cuerpo, la mente y el espíritu. Es la unión de la individualidad del ser con la conciencia colectiva o universal, la que gobierna el universo.
Pero podríamos hablar también que el Yoga es un estado del ser en el cual los elementos y las fuerzas que componen el organismo biológico están en relación armónica con los elementos del cosmos y cuando logramos afianzarnos en ese estado, experimentamos un bienestar emocional, psicológico y espiritual cada vez mayor y damos cuenta de que nuestros deseos empiezan a cumplirse espontáneamente. Al estar en Yoga o en unión con nuestro espíritu, nuestros deseos y los deseos de la naturaleza se van convirtiendo en uno solo.
El Yoga te lleva nuevamente a ti mismo… donde se aloja todo lo bueno, donde se aloja tu estado de salud perfecta, donde todo lo imposible es posible porque decides reconectar contigo mismo.
Cualquiera de nosotros puede practicar Yoga y aprovechar los innumerables beneficios que esta práctica tiene para nuestro ser. No necesitamos flexionar el cuerpo como un espiral ni pasar un año entero en silenciosa devoción para beneficiarnos de la práctica.
El secreto, que no es un secreto, por cierto está en: “si puedes respirar, puedes practicar yoga”. Así de simple.
¿Qué necesitas saber para empezar?, tan sólo inhalar, exhalar y repetir. No dejes que nadie te engañe, es realmente sencillo. En cuanto consigas concentrarte en tu respiración, todo lo demás comenzará a darse fácilmente.
El Yoga puede curar tu cuerpo, calmar tu mente y propulsar tu energía hacia niveles que tenías cuando ibas a preescolar. Todos hemos tenido momentos en que nos hemos sentido absolutamente genial, invencibles, fantásticos. Sintiendo plenitud, felicidad y vitalidad. Quizás estás sensaciones sean ahora un recuerdo lejano de tu infancia, o puede ser que sólo experimentemos estas sensaciones algunas veces de adultos, que ya no son una constante, no se manifiestan frecuentemente ni son tan comunes. Cuando practicamos Yoga de forma continua, estos momentos descabelladamente agradables comienzan a producirse más a menudo, hasta que se unen y se convierten en nuestra propia vida. ¿Consideras qué estoy hablando demás? Pues no es así, todos estamos diseñados para tener un gran potencial, todos nacimos siendo nuestros propios sanadores y este bello diseño se puede mejorar si elegimos un estilo de vida saludable.
Paseando un poco por la anatomía del Yoga encontramos que el recorrido del nervio vago comienza en las profundidades del tronco cerebral y llega al abdomen. Entendamos lo siguiente: vago deriva del verbo vagar que vendría significando “deambular”. El nervio recorre el cuerpo portando impulsos y abriéndose camino desde el abdomen, pasando por el diafragma, el pecho y el cuello y, por la parte externa de la columna vertebral, dirigiéndose hacia el cerebro. Este nervio se ocupa concretamente de la conexión entre la mente y el cuerpo. La respiración abdominal o completa estimulan el nervio vago, que literalmente, activa señales que nos hacen sentir santosha (contentamiento). Cuando respiras profundamente mientras practicas Yoga, este nervio intercambia mensajes entre el sistema nervioso central y los órganos principales y se libera la hormona oxitocina, que favorece la relajación y reduce considerablemente la tensión sanguínea y los niveles de cortisol (conocida por provocar estrés crónico). Esto nos hace comprender que en todo momento contamos con nuestro propio sistema antiestrés, nuestra única tarea es respirar.
Todo esto, me hace reafirmar que Yoga no es sólo movimiento o asanas (posturas), más bien estas asanas están al servicio del Yoga, son tan sólo una herramienta más de las miles utilizadas por esta ciencia para llevarnos a un estado meditativo de plenitud. Yoga no busca el contorsionismo, ni personas esbeltas, ni mucho menos lograr estar en equilibrio solo apoyando un músculo muy pequeño de nuestro cuerpo, la occidentalización del Yoga a comercializado esto mismo como un producto llamativo para entrenarse físicamente sin requerir de “mucho esfuerzo”, o eso se piensa. Pero Yoga es mucho más que asanas, es introspección, es conectar con uno mismo, es meditar, es relajar, es redescubrir. El Yoga tiene por técnica maestra la meditación y esta sólo se logra armonizando nuestros 3 planos (físico, mental y espiritual). Esto lo logramos con respiración, con ekagrata (mantener la atención) y el VIYOGA que viene siendo el aprender a disociar nuestros tres planos para luego poder integrarlos;
Suena lindo, fácil y rápido de lograr pero es mucho más difícil que conseguir un abdomen plano, ¿por qué nos cuesta tanto meternos en las turbulentas aguas de nuestra mente?, ¿por qué nos provoca tanto miedo?
Cuando llegamos al mundo, estamos llenos de potencial en bruto. A raíz de esto, nuestro trabajo puede ser negar este potencial y ocultarnos tras nuestras tensiones y miedos, o luchar por desarrollar nuestra individualidad y perfeccionar nuestros talentos para ver cuales son nuestras posibilidades en la vida.
Considero y estoy segura que cuando un número suficiente de personas comprendan y experimenten el poder transformador y sanador que tiene una práctica constante y/o asidua de Yoga, no sólo llegaremos a ser visiblemente saludables y sanos, sino también más compasivos con nosotros mismos y con los demás, más alegres, más felices y más vitales.
Si aún con todo esto, no logro convencerte que la práctica de Yoga puede cambiar tu vida, puedo contarte de algunos de los beneficios que esta práctica tiene en diferentes planos de nuestro ser. Desde lo más visible y concreto, el Yoga te otorga un cuerpo esbelto, fuerte y seguro. Desde lo mental, las respiraciones ayudan a volver la mente a su estado natural, es decir, a un estado sereno, centrado y agudo. Desde el lado psicológico, se sabe que dirigir o redirigir la mente hacia el interior ilumina nuestra conducta y nuestras inclinaciones, por lo que ayuda a tener mayor claridad mental y otorga inspiración y coraje para estar en constante expansión. Neurológicamente hablando cuando el cerebro se conecta con el Yoga, tu sistema vuelve a equilibrarse y puede guiarte naturalmente hacia el estilo de vida saludable. Desde el punto de vista de la intuición encontramos que cuando la mente y el cuerpo están tensos, empezamos a funcionar en modo “supervivencia”, no así con Yoga se abren canales de liberación de tensiones y calma la mente para que tu intuición pueda emerger a la superficie y guiarte. Además ganas flexibilidad, equilibrio y fuerza, te ayuda ha ser consciente de tu cuerpo, conocer tu mente y sus capacidades, trabaja tu autosuperación y autoestima, logras ser mas compasivo, comprender a los demás, comienzas a apreciar el valor verdadero de las cosas, agudiza tus sentidos y captas mejor las sensaciones, aprendes a controlar tus emociones. Así podría seguir en un listado interminable de los mil y un beneficios que tienen todas las técnicas de Yoga en tu ser en todos los planos y formatos.
El Yoga es la práctica de sentirse conectado. Independientemente de cuáles sean tus ideas sobre la espiritualidad, cuando prácticas Yoga recuerdas que todos estamos interrelacionados para ayudarnos mutuamente y que nuestro potencial aumenta cuando somos amables y solidarios con los demás. Por todo esto, no puedo no recalcar que para practicar Yoga sólo necesitas poder respirar, todo aquel que puede respirar puede practicar Yoga.
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Bibliografía:
Stiles,T. (2012). El Yoga Cura. Málaga: Editorial Sirio S.A
Osho. (2011). El libro del Yoga I. Barcelona: Editorial Kairós
Apuntes del instructorado de Yoga Integral
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